Ha puesto fin a las guerras
en todos los confines de la tierra;
ha quebrado los arcos, ha destrozado las lanzas,
ha arrojado los carros al fuego.
Salmos 46:9
Cuando vemos cuanto conflicto aqueja a la actual humanidad pudiéramos preguntarnos ¿Por qué Dios lo permite? Suena como una buena pregunta. Sin embargo, es una pregunta capciosa.
Pretender conocer la mente de Dios suena un poco pretencioso. Nunca estaremos en capacidad de entender por que Dios permite que el mal domine y que haya tanto sufrimiento y llanto en la tierra.
Lo que sí sabemos es que vendrá un día, Dios quiera que muy pronto, en que Dios mismo se encargará de finalizar todo conflicto y se dará cumplimiento a la promesa que aparece en el texto del Salmo 46 que hemos elegido para la reflexión de hoy.
Se acabarán las armas, los argumentos, los conflictos, las diferencias, la animosidad, la violencia, el pleito, las agresiones. A la humanidad no le quedará otro recurso que volver sus ojos a Dios y reconocer su autoridad y poder por sobre toda la creación.
Anhelamos ver ese día. ¡Ven Señor Jesús!
Nueva Versión Internacional (NVI)
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