No estoy enojado.
Si tuviera zarzas y espinos,
pelearía contra ella
y la quemaría totalmente,
a menos que ella acudiera a mi refugio
e hiciera las paces conmigo,
sí, que hiciera las paces conmigo.
Isaías 27:4-5
Nuestra mala manera de ser ha ocasionado una ruptura de relaciones con nuestro Padre. Hay que entender que lo de romper las relaciones surge por nuestro deseo de no amoldarnos a él, a no querer estar con él, a no querer comunicarnos con él, en fin a nuestro deseo de mantener una vida separada de él.
Es muy fácil (y conveniente) para nosotros echarle la culpa a Dios por la separación y acusarlo de ser un viejo malhumorado que se la pasa enojado con nosotros porque no nos entiende y busca castigarnos de todas las maneras posibles.
Hemos de reconocer que toda la responsabilidad por la ruptura de relaciones nos corresponde a nosotros y somos nosotros quienes hemos de tomar la iniciativa de acercarnos a Dios y con arrepentimiento sincero buscar hacer las paces con él.
(¡Una excelente noticia. Para los que aún no se han enterado. Ya Dios tomó la iniciativa e hizo todo lo necesario para que la reconciliación se lleve a cabo. Hacer las paces con Dios será más fácil de lo que te imaginas!)
Nueva Versión Internacional (NVI)
Copyright © 1999 by International Bible Society.