En efecto,
«el que quiera amar la vida
y gozar de días felices,
que refrene su lengua de hablar el mal
y sus labios de proferir engaños;
que se aparte del mal y haga el bien;
que busque la paz y la siga.
Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
y sus oídos, atentos a sus oraciones;
pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal.»
1 Pedro 3:10-12 (NVI)
Entre las varias exhortaciones que nos hace el apóstol Pedro en su primera carta es que si queremos vivir vidas llenas de satisfacciones y felicidad debemos buscar la paz y seguirla. La gran mayoría de la gente no sabe lo que es la paz o ha tenido muy poco de ella en sus cortas o largas vidas. Y no es porque no la hayan buscado sino mas bien porque la paz que han estado buscando es una paz falsa, una especie de clon de la paz verdadera que no perdura como la original.
El Señor Jesucristo, el Príncipe de Paz, es el soberano de ella y es el único con la autoridad para concederla. Toda paz que provenga de otro es una falsa y poco duradera paz. Ven, te invito a que juntos diariamente busquemos en su palabra la paz verdadera y tan pronto la hallemos la sigamos.
¿Te animas? Vamos, pues.
Nueva Versión Internacional (NVI)
Copyright © 1999 by International Bible Society.
Paz, dulce paz 